Uno. En la Plaza de la Santa Veracruz, frente a la Alameda Central de la Ciudad de México, el insigne ecuatoriano Benjamín Carrión (1897-1979) libra recias partidas de ajedrez, su juego favorito. Aunque ahora, evocado en una hermosa escultura de bronce, flanqueada por un muro donde el paseante queda enterado de su pensamiento: “Seamos una potencia de cultura, porque para eso nos autoriza y alienta nuestra historia”.